Capitulo 56.

Jueves, 23 de Enero de 1964.

18:45pm.
Después de despedirme de mi madre y de que cerrara la puerta, de nuevo las lágrimas invadieron mi rostro.

-¡Oh, Sally! - Me abrazó -Tranquila.
-La extrañé muchísimo Paul... Muchísimo.
-Lo sé, y fue lo mejor que pudiste hacer.
Lo besé -Te amo.
-Y yo a ti... - Quitó un mechón de cabello de mi rostro -Ahora estarán más cerca.
Asentí con lágrimas aún.
-¿Tienes otro plan?
-Queda un lugar...

23:13pm.
Narra Paul:

Después de ir a cenar algo, y de terminar de conocer bellos lugares que Lille guardaba al lado de Sally que contaba sus anécdotas, era hora de regresar a París...

-Adiós Lille... - Susurró y miró por la ventanilla del tren.
-Nos volveremos a ver - Dije, volteo y me dedicó una sonrisa.
-¿Te ha gustado?
-¿Bromeas? Me encantó, y más por el hecho de que nunca nos despegamos.
Bajó la mirada -Quisiera que la mayoría de mis días fueran como estos... Pero tenemos que volver a la realidad.

Suspiré, no sabía qué decir mientras miraba a la ventanilla...

En parte lo que hacíamos estaba muy mal, digo... Éramos infieles, y ni siquiera éramos capaces de iniciar una vida juntos, o planear algo nuevo. Seguíamos así, como pobres adolescentes.

Algo sí tenía muy claro, no me iría muy fácil de su vida... No la perdería de nuevo para que estuviera en brazos de otro hombre... Ya no.

De pronto, sentí cómo desvaneció su cabeza lentamente sobre mi hombro; había quedado dormida. Sonreí y seguí mirando a la ventanilla...

Viernes, 24 de Enero de 1964.

-Te agradezco que me acompañes... Y que manejaras por mí - Bostezó -Estoy muy agotada.

Caminábamos hacia la entrada de su casa.

-¿Tú no?
-Un poco, pero llegaré a descansar... Tendré unos días muy pesados.
-Ya lo creo.

Abrió la puerta y metió su mano al buzón.

-Nada... - Musitó después de pasar las cartas una por una.
-¿Qué esperabas?
-A Molly y sus bonitas cartas.
-¡Ah, Molly! - Sonreí -No tardará en llegar.
-Eso espero... La extraño muchísimo.

Colgó su gabardina en el perchero de la entrada.

-¿Albert? - Gritó -... Aún no llega.
-Oh.
-¿Deseas algo?
-Agua... Un vaso de agua.
Asintió.

Fue directo a la cocina y me encaminé a la sala.
Al ver más a detalle la decoración de la sala y como iba quedando, no pude evitar sonreír... Definitivamente Sally era única.

-Aquí tienes...
-Gracias - Cogí el vaso.
-¿Crees que Mo se encuentre bien?
-Claro, ¿por qué no? - Tomé un sorbo.
-No lo sé... Te digo, la extraño y cada mañana que despierto... voy directo al buzón.
-¿Y ella dónde es que se encuentra?
-Australia... Acaba de regresar.
-¿De verdad? Qué bien.
Asintió.
-Tranquila, ya llegará la carta...
-Lo mismo me decía ella cuando nos encontrábamos allá.
-¿Ah sí?
-Sí, esperaba tus cartas de 1960... Pero nunca volvieron a llegar.
-Yo siempre te mandé cartas, siempre... Dejé de hacerlo en 1962... Después de que... - Pausé.
-¿Después de qué?
-Sally... Creo que necesitas leer las cartas.
-¡¿Y dónde carajo?!
-... Albert... Oh vamos, Albert no es un pan del señor... Te pido que revises, analices o preguntes... Esas cartas tienen que estar presentes aún.
-¿Y por qué metes a Albert en todo esto?
-¿Acaso no es algo obvio? Te quería alejar de toda aquella historia que tenías para que te centraras en él... Date cuenta.

Mordió su labio inferior.

-Paul... Es absurdo.
Suspiré -Como sea... Sólo te encargo eso... y que preguntes por esas cartas, así podrás saber muchas cosas.

Fui hacia la puerta, la miré por último y salí.

Narra Sally:

"¿Podría ser que...?"

El impulso me mataba... Y era de muy mala educación revisar entre las cosas de los demás, ¿Pero qué más da? Necesitaba saber.

-¿Cariño? - Gritaron.
-Aquí...

En pocos minutos, Albert subió y me vio tendida sobre la alfombra, con cajas abiertas y cosas regadas por doquier.

-Hey, ¿Qué haces con esas cajas?
-Albert, ¿tú sabes acerca de... unas cartas?
-¿Cuáles cartas? ¿De qué hablas?
-Australia, 1960. Paul McCartney... Stuart Sutcliffe.
-No... No sé de qué me hablas.

Las palabras de Paul rondaban en mi cabeza.

-¡Vamos, dime la verdad!
-¡No sé de qué hablas, Gresendre! - Aflojó su corbata para comenzar a quitársela.
-Supongo que tendré que regresar a Australia para ir a correo y reclamar sobre esas cartas.
-No lo harías... Sólo eran unas malditas cartas, ¿Qué caso tiene?
-¡Más de lo que crees!

Se acercó a mí y miró una caja en particular... Abrió uno de sus viejos libros, y exactamente en medio... Sacó unas cuantas cartas.

///

¡Hola! Después de un siglo. Lo sé, fui muy mala onda... Pero estoy en parciales y me tienen harta, frustrada y cansada... Tanto que he estado algo bloqueada para escribir y tengo nuevas ideas aparte de esta fanfiction cliché. La siento algo (mucho, muy) aburrida. Pero en fin:

Lucy in the Sky with Diamonds! Eres una persona muy linda <3 me alegra mucho leer tus comentarios y saber que no soy la única loca de ese modo, jajajaja de un modo bueno ah. Sí, lo sé, Jane es una tonta pero una tonta muy linda. Deberíamos ir a la casa de Polma a rogarle conciertos en México y en España. Dile a Ringa que me guarde lsd plz. Saludos, amada mía.

¡Cata belle! Aquí tienes otro capítulo, igual te pido que subas pronto puesto que acabaré con todo lo de la escuela y podré leer y escribir más. Jajajaja, sí... The Beatles atajan mi aprendizaje, *piensa en vacaciones* Igual aprovecho para pedirte que publiques pronto, ¡Tu fanfiction es muy emocionante! Saludos, Cata.

Y saludos a las demás igual, espero que estén muy bien.
Las adoro muchísimo.
Besos. 

<3